viernes, 29 de enero de 2010

tigre nos mira... ¿o nos vigila?

Tigre nos mira… ¿O nos vigila?


Desde hace unos meses, la tranquila ciudad de Tigre se vió llenándose de a poco y sin pausa de cámaras ubicadas en puntos estratégicos de su geografía natural.
Primero en la zona del centro, luego, fueron apareciendo en los suburbios.
Redondas de cuerpo y blancas de base. Su esfera negra, ojos de quien sabe…

Para mi sorpresa, vi como a través de estas cámaras se fueron anoticiando hechos en distintos medios. Por ejemplo, un asalto frustrado, que fue impedido gracias a estos ojos polarizados que cuelgan de los postes, con la intervención inmediata de la policía local; o ese suceso de un hombre que intento huir de un control de tránsito, el cual fue perseguido y arrestado por acción efectiva de las cámaras en conjunto con los hombres de vestimenta azul oscuro. Vigilancia 24 horas al día, en vivo y directo.

Si estas cámaras fueron instaladas para observar durante todo el día los movimientos del transito y el de los habitantes del partido en general, ¿Dónde queda la privacidad y la libertad individual?
Si a cualquier residente del partido se le antoja salir a caminar o pasear por la costa del río Lujan (del cual soy un asiduo concurrente) sabrá, de ahora en adelante, que será observado, mientras hace footing, charla con un amigo, o toma algún trago preferido en algún bar con vista al río, por medio de estas cámaras. También sabrán en que lugar dejó estacionado el auto, en que heladería degusta su sabor que tanto le gusta, o en que cuadra vive usted.

No solo el partido de Tigre impuso estas cámaras en sus calles. Partidos y localidades como San Isidro (quien hace poco su intendente trato de construir un muro cual Berlín y fue rechazado unánimemente por la población y políticos). Morón, Campana, La Plata, Lomas de Zamora, La Matanza, Ezeiza, Esteban Echeverría y San Miguel también lo han hecho. En Capital Federal, ya son un elemento más de la ciudad.

Mientas escribo este ensayo no puedo dejar de pensar en el libro de George Orwell, 1984, con su mundo totalitario controlado por el ojo del gran hermano. Ni en el disco, The wall, de Pink Floyd. También me viene a la mente la obra Vigilar y castigar de Foucault y su panóptico controlador.

Si esto le resulta poco, conéctese a Internet y vea como con el programa google earth, cualquiera puede ver fotos satelitales del lugar del mundo que más le guste con solo mover el mouse de su pc, sin moverse de su casa. O escribir en la barra de navegación “cámaras de seguridad” le dará un amplio número de direcciones de cámaras de seguridad de cualquier parte del mundo, las cuales pueden ser vistas desde su monitor hogareño. Algunas de ellas le dan la posibilidad de ser controladas y dirigidas por usted mismo.

Mis queridos, la suerte esta echada. Desde ese slogan eleccionario (o quizás desde mucho antes) con el cual un hombre empapelo toda la ciudad, ese que decía “Tigre nos mira…”
Tigre nos mira, sí. Pero también nos vigila. Y eso, me eriza la piel.

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