jueves, 29 de julio de 2010

La ingravidez después de los tornados





i


Desayuno una casa vacía
almuerzo una lobotomía
meriendo en la morgue más austera
ceno con la niebla a mis pies.


ii


La fiebre ha vuelto a sonreír
desatando las serpientes del olvido por doquier.
Ya todo es viejo en este hotel
(los muebles visten sábanas blancas)
El sol en plena descomposición;
las moscas ya depositan sus huevos sobre él.


iii


¡La burla existencial!
Sartre: ¡La concha de tu madre!
Esas sombras chinescas y ese circo horrible que
sólo llevan a la abstracción y al silencio del hospicio…


iv


Entre los médanos del silencio encuentro
un único abrigo: la intemperie.
Una erección mental sólo conduce al desierto
(La casa adoptiva)
¡Y el autismo!
¡Ese cruel jolgorio de reventarse la retina mirando el río!


v


La flor


¡Oh, semilla!
Sembrada por la mano incolora
¡Oh, tallo!
Bendecido por la noche inhóspita
¡Oh planta!
Erguida como la tempestad única
¡Oh, fruto!
Cenizas desparramas por la mente
¡Oh, flor!
¡El estupendo desierto más amplio!


vi


Lunes de apatía
martes de claustrofobia
miércoles de aneurisma
jueves de aeroembolia
viernes de autismo
sabado de amnesia
domingo de ingravidez


vii


La melancolía corroe al cuerpo
la melancolía sulfata los pensamientos
la melancolía es el cáncer del alma.


viii


Y los reptiles…
esos souvenirs traídos de la fiesta del olvido…
Y los tornados…
esos corceles que dejan ingravidez tras su paso…

ix


Las mareas de la mente desbordan
através de mis ojos
dejando desnudo el jardín íntimo.


x


Como un cáncer, el desierto crece
dentro de mí.









Mayo/ Julio 2010.