martes, 16 de marzo de 2010

Ella, acorazado. Yo, Potemkin

Afuera la lluvia caía. Yo temblaba como una hoja de un árbol en otoño.
Ella no estaba fumando esta vez. Su cara estaba dura, tersa. Su cara era un pedazo de Groenlandia. Sus ojos eran como jueces.
Desde su boca las palabras salían y golpeaban como martillazos de sentencia.
La gente hablaba en las mesas cercanas a la nuestra. La mesera, luego de un rato, me preguntó si estaba listo para ordenar. Le pedí un café para mí, y una gaseosa para ella.
Ella estaba furiosa. Lo podía ver en su cara. Estaba rígida como si hubiera inhalado antes de verme, pero no. Ella no era de ese tipo de personas.


Ella era racional, realista; cási matemática. Las cosas sucedían de una forma -decía siempre- pura lógica. No sabía de grises, ni de términos medio. Detestaba eso.
Ella se psicoanalizaba, aunque a mi parecer, no creía que le servía de mucho.
Muchas veces le pregunté, si le consultaba a su psicólogo sobre algunas teorías psicoanalíticas que yo le explicaba. Siempre respondía que no.
Yo le decía que sus tatuajes eran dolores viejos exorcizados de esa manera.
También le pregunte, si el psicólogo le había hecho algún comentario sobre sus tatuajes.
-sólo son tatuajes, nada más- era su respuesta. Yo sonreía y decía para mi:- mecanismo de defensa; nacionalización-. Me era imposible no pensarlo…


La mesera trajo el café y la gaseosa. Le di las gracias.
Ella hablaba, y yo, asentía con la cabeza. Buscaba las respuestas a sus preguntas en el piso, en la pared, en los cuadros abstractos colgados en la pared, en la barra, en la puerta del baño de mujeres abierta, en el cigarro colgado de la boca del tipo que estaba sentado a mi derecha, en los spot de la luz eléctrica, en mi piel, y debajo de ella también. En mi garganta descarrilaban trenes, mi voz era como la de un ave herida. En mi pecho ardía una hoguera. Por más palabras que le daba, ella no entendía. Lo abstracto la aburría, el surrealismo, eran nenes de jardín de infantes, la poesía, un alimento vencido.Todos sus perros ladraban en mi oído. Y mi crisantemo, allí, al sol…


Yo estaba agotado como si hubiera escalado el Himalaya mil veces. Ella seguía ahí, imponente como un iceberg. La miraba a sus ojos. Mis ojos eran rompehielos estériles, no había forma de pasar, de entrar en ella. Ella era un acorazado, yo era el Potemkin. Me rebelaba a su rostro, a su espacio, a su distancia, a su silencio. Ella era mi única lucha.
-¿Y para quién es el trofeo? ¿Y para quién las medallas?- me preguntaba a mi mismo-.
La mesa que nos separaba tenía la longitud de la muralla china. ¡Si yo sólo quería un abrazo interminable y una botella espirituosa para calmar el ruido! (que ya no es mi vecino). Desestimo la intemperie, desestimo al desierto (mi casa adoptiva).


Recordé los paseos en el parque, recordé los domingos al mediodía en agosto, recordé a su perra, recordé las películas que veíamos por la mitad, recordé mi abrazo consolándola cada vez que lloraba cuando aparecía el fantasma del recuerdo, recordé la luz de la luna iluminándole la cara mientras dormía, recordé cada baldosa de su vereda, recordé cada rincón de su casa, recordé cada mañana de radio encendida, recordé cada paseo sin tiempo, recordé cada cena con la tv en mute, recordé cada silencio encriptado, recordé cada abrazo-puerto. Recordé… Recordé... Recordé en vano…
Yo no podía terminar el café, no podía pasar nada por la garganta.
Sentí la vibración en el suelo, al pasar el subte, debajo de mis pies.


Le pedí la cuenta a la mesera. Le pagué y luego, salimos del café. Caminamos por la avenida hacia su casa, en silencio. Ya no llovía. El viento que enfriaba la avenida, endureció aún más su rostro. Caminamos casi sin mirarnos. Las luces de los autos, la humedad de las veredas, la gente invisible para nuestros ojos, eran la postal, el telón del desencanto.
Al llegar a su casa, no esperé a que entrara. Tampoco me vió cruzar la calle. Sólo nuestras espaldas se despidieron.
Recogí del suelo una sílaba rota. La puse en mi bolsillo.
La noche bostezo tres veces.











Febrero/ Marzo, 2010.

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