viernes, 10 de septiembre de 2010

Empty eyes

Mi culo de treinta y un años está hundido en el sillón. Hago zapping por la tele y no hay una mierda. Pulso el botón hasta llegar a i-sat: están dando una película con Daniel Hendler y Jazmín Stuart. La mina esta buena... él hace de un actor medio pelotudo y freak. Dejo la peli, igual no le presto mucha atención. Miro mis pies apoyados sobre una silla, cubiertos por medias negras. Ellos están ahí, sin moverse, como yo, como mi culo.
Es sábado, son las 22.20, y la verdad, me importa poco. Estoy en casa, solo. Y me gusta. Toda la casa para mí. No hay ni una gota de ruido. Nada. Nada. El único ruido viene de a ratos desde la calle. Los pibes pasan con sus motos y sus escapes preparados y hacen un quilombo terrible. Por ahí algún perro ladra, o alguna bocina...no mucho más.

Daniel se prepara un porro: pone la yerba en el papel, la acomoda con los dedos, lo empieza a cerrar, lame un borde, lo cierra. Los sacude de un extremo muerde el contrario. Escupe el pedacito de papel y luego lo enciende. Pita y mientras larga el humo, se inclina con su espalda hacia atrás en un sillón. El está solo en su casa también, como yo, y esa imagen no me hace sentir tan solo. Después del porro se pega un trago de whisky. Alcohol y porro. Y mujeres. ¡Qué bella constelación! Eso me recuerda a ciertas noches sin bordes, de amaneceres abstractos y surrealistas junto al río... cuántas veces crucé el fuego de los paraísos artificiales, sin mirar, y sin red. Cuántas veces maneje ebrio hacia ningún lado, solo. En realidad, tan solo no estaba. Siempre habia alguien sonado por el estéreo. Y dependía del ánimo. Así se turnaban Tom Waits con Nick Cave, o manal, o Calamaro, o pescado, o Morrisey, o Lennon, o Brian Ferry y su voz particular. ¡Qué banda Roxy Music, la puta madre! Recuerdo ir por la ruta 202 totalmente ebrio y oír la voz de Ferry entre orgia de acordes de Manzanera e Eno… y mis ojos… tan fijos, clavados en el asfalto, ahí, no más del capot del auto, pero más allá del infinito…

Cambio de canales hasta llegar hasta los de videos musicales. Me detengo en uno en el cual esta dárgelos hablando. El pelotudo de hobby de fino le pregunta pelotudeces (y esto no es una redundancia) el tipo cada vez que lo vi haciendo entrevistas, siempre, pero siempre, pregunta estupideces, y el entrevistado lo mira como diciendo: este tipo es un boludo. Pero él no se inmuta y sigue con su sarta de preguntas entúpidas. Dárgelos le habla sobre literatura y el le pregunta como ve al rock actual…
Mientras tanto, yo me hundo más y más en el sillón.

Entonces, como si no quisiera, como un asalto, como un relámpago, recordé que día era.
Un año atrás, justo un año atrás, la conocía. Y entonces me desabrocho la memoria y dejo a la vista todos los recuerdos. Y recordé todo, TODO. Y me sentí un infeliz, y un pelotudo. Pero lo más loco, e insano, es que recuerdo lo que no sucedió.
No puedo no pensar en ella sin recordar su casa, su perra, su cocina llena de cosas diet y la metro a los pedos a las 6 de la mañana que usaba como despertador. Tampoco me olvido de la vista que tenia desde su ventana.”miro los edificios, pero ninguno se parece al tuyo”, escribí una vez, y es verdad. Y es verdad.
Ahora sólo quedan cenizas de todo eso, y esto no es poesía. Es realidad.

De repente, mis pensamientos me vuelven, o me devuelven al presente. Y me veo aquí, en un sillón haciendo nada. Desvarío un rato más con los recuerdos, pero después de un rato me aburro. Me levanto y voy al baño. Vuelvo al sillón. Cambio de canal otra vez y no encuentro nada que me entretenga. Me dejo llevar por las imágenes y los colores de la pantalla. Y pienso: que estará haciendo ella, hoy, en el aniversario de la nada, de lo que no fué, de lo no sucedido. ¿Me recordará? No lo sabré jamás. Pensé en enviarle un mail, pero... ¿Para qué? ¿Qué escribirle? ¿Qué palabras poner de algo que no sucedió? Es como recordar el futuro. Me quedo pensando en esto por un momento. Y entonces me viene a la mente una frase: ¿quién escribirá la historia de lo que pudo haber sido? Y eso me consuela, o me desconsuela. Ya no se que pensar.

Piensa en mi, no soy un loco escondido que no alumbra más, canto.

Vuelvo a poner la película. Hendler deja dormir a Stuart en su casa. Ella le pregunta si tiene porro. El saca de un mueble una bolsa y le convida. Ella prende el porro y se sienta. El dice que se tiene que ir a hacer un laburo, ella, le pide el control remoto de la tele. El, se lo da y luego sale. Ella se queda sola en la casa, fumando y mirando tele.

Ahora son las 23.30 y sigo solo. Paso los canales y no encuentro nada. Ni una puta película. Pienso en salir un rato. Pero, ¿adónde? Descarto la idea. Ya me conozco. Si salgo, mañana no me levanto. Es más, no se si vuelvo. Así, que voy hasta la heladera y saco una caja de hamburguesas. Enciendo la cocina y las meto en el horno. Me sirvo un vaso de agua. Bebo. Dejo el vaso en la mesada. Y pienso: como cambian ciertas cosas... noche de sábado, y yo, en casa y bebiendo agua…







                                                                                                                                 







                                                                                                                                                Julio, 2010

3 comentarios:

  1. Señor, noches muy parecidas nos suceden, ja. Es un horror, un pecado maldito tener que recordar ciertas fechas y pensar en esos detallitos.

    La puta madre!

    Encima se me pianta una lágrima (varias)

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  2. cosas que suceden...
    y uno no puede hacer nada para revertirlas..

    mañana es mejor!!

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  3. tarde de sábado y estoy como vos en tu relato pero en lugar de mirar la tele, estoy en la pc y entré a tu blog, me encantó tu relato dieguito, saludos!!

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