martes, 11 de enero de 2011

venus fly trap*

Entonces doblé en la esquina, a la derecha. Le di al cordón como venía y subí a la vereda. Pude frenar de puro pedo, justo antes de que el paragolpes tocara el poste de luz.
Los tipos que estaban en frente, en el quiosco que venden hamburguesas, miraron sorprendidos.
Bajé del auto y cerré la puerta. Ya tenía bastante alcohol en la sangre y eso me hacía caminar despacio. Miré a los tipos del quiosco, y ellos a mí. Me di vuelta y encaré hacia la puerta.

La escalera estaba iluminada por una lamparita colgando con todos los cables hacia fuera. La cinta aisladora negra que cubría los cables estaba a punto de desprenderse. En verdad, no iluminaba mucho los escalones. Así que subí lo más cauteloso que pude. Al llegar al último escalón pude oír la música que venía desde adentro.

Golpeé la puerta y esperé. Al minuto, (o al segundo) no pude medir el tiempo, ya que mis pensamientos se mezclaban y la conciencia me empujaba hacia distintos lados de mi mente. Supuse que se estaría divirtiendo conmigo. Me enviaba hacia el pasado y al futuro de un solo cachetazo. Me apedreaba con imágenes del apocalípsis interno. ¡Hija de puta! ¡Te gusta levantarte la pollera, correrte la bombacha y mostrarme mi monstruo favorito! ¡Y sabés que me espanta como nadie! ¡Y sabés que al mismo tiempo que me alejo corriendo, voy con la cabeza dada vuelta hacia atrás, te miro, te miro, y me atraés como un imán al centro de tu demencia! ¡Y me agarrás con tus brazos-sogas y me envolvés con tu lengua carnívora y me cogés con tus mil conchas! Y yo... yo con mi única y singular pija que ya es harapos de tantas bocas y dientes que se han encargado de gastarla a fuerza de saliva y succiones espontáneas.
¡Hija de puta! ¡Hija de mil putas!

alguien abrió la puerta. Entré. Un tipo enorme me requisó con sus manos. Después, me senté en un sillón de cuero falso. La fonola ardía en cumbias edípicas y a un volúmen ensordecedor. Estaba en penumbras, el lugar apenas se iluminaba con un velador rojo en la entrada.

-pasa por acá, ahora vienen la chicas.-dijo una mujer que salió de no sé dónde-. Era una mujer grande y vestida como un ladrido de nutria.

Pasé a un cuarto a media luz. Estaba muy oscuro allí. La poca luz venía desde la calle, y desde la diminuta dicroica colgando sobre la pared.
Entonces las chicas fueron entrando de a una a la habitación. Me saludaban, decían su nombre y luego se iban mostrándome sus culos apenas cubiertos por nada.

Elegí a una. Era pequeña, y estaba cubierta de tatuajes.
Cuando la ultima de las chicas salió, entro la mujer vestida como ladrido de nutria y me preguntó cual me había gustado. Le dije el nombre de la chica.
-ok, ahora le digo que venga- dijo.
-¿me pagás?
Le di cincuenta mangos y se fue por el pasillo semi iluminado



Entonces ella entró a la habitación. Cerró la puerta, se acercó a la cama y empezó a desvestirse.
Mi mente desvariaba tanto que no entendía si todo esto era una alucinación o un sueño.

De alguna forma logré sacarme la ropa. Ella ya estaba completamente desnuda.
Se reía. Sonreía. Y hablaba. Me tiré de espaldas sobre la cama, y ella, con el forro en su boca, lo puso en mi pija y empezó a chuparla.

El cuarto giraba y las luces eran agujas para mi vista. La música desde el parlante aullaba sonidos abstractos para mi comprensión.
Ella era como el hombre ilustrado pero al revés. Sus tatuajes no anunciaban el futuro, sino que eran un mapa de su pasado. Nombres, animales, escudos y paisajes tribales de la polinesia de grand bourg se juntaban en sus piernas, en sus brazos, en su espalda.
Le puse un dedo en la concha y gritó. El tatuaje a la altura de la cintura era hipnótico.
Me quedé allí, mirándolo, como poseído. Ella seguía chupando y chupando y chupando y chupando y chupando y chupando y chupando. El vaho de goma del forro, más su aliento a incinerador de morgue le daban un perfume único al cuarto.
Las sábanas ardían en manchas de semen. Los agujeros hechos por cigarros, estaban todos juntos en la funda de la almohada. Más allá, al lado de la puerta, un cesto azul desbordaba de papel tissue y forros cargados de esperma inerte.

De repente, se subió sobre mi y empezó a moverse como impulsada por una ola de océano. Se frotaba. Pude sentir su clítoris hinchado sobre mi pelvis. Supuse que los muertos flotando en el ganges debían estar resucitando, pues la montaña de éxtasis se balanceaba sobre mí. Ella gemía y gemía y gemía y gemía.
Después de un rato, se tiró a mi lado, me miró y dijo: “¿no me notás rara?”
sonreí. Le respondí que no.
-¿ no me vez rara?- insistió.
-no.
-es que hoy es el cumpleaños de una de las chicas; estuvimos tomando…
volví a sonreír. ¡Qué mierda me importaba si tomaron o no! sólo quería terminar…

La di vueltas y la puse en doggy style. Le di duro, con fuerza, casi con maldad. Como si quisiera romperla. Le di, le di, le di, le di…

El alcohol desparramado en mi cuerpo y en mi mente no me dejaba acabar.
entonces la arrojé en la cama y me saqué el forro; ella respiraba entrecortada, cási sin aliento.
-¿me la chupás?- le dije.
-sin forro son veinte pesos más.
Me levanté como pude, busqué entre el pantalón la billetera y le di veinte pesos.
Sonrió.

Entonces se puso la pija en la boca de nuevo y chupó. Y chupó y chupó y lamió y chupó y regó de saliva y se atragantó y se la sacó e hizo arcadas, escupió saliva, se la puso de nuevo hasta el fin de su boca, y chupó y chupó y chupó y chupó y chupó y recorrió con su lengua desde la cabeza hasta los huevos y luego subió despacio hasta la cabeza, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez….

Pude ver como se le inflaban las venas del cuello cuando se ponía la pija hasta la garganta.

Sentí una marea de temblores entre los huevos y el ano y supe que estaba por acabar.
la miré y grité. Ella dejó caer sus parpados, mientras el semen se le escapada entre los labios.
Suspiré. Suspiré.

Mientras ella se cambiaba, oí desde la calle unos gritos y un par de botellas romperse.
Estaba agitado. Mi mente era un balde sin fondo. Me latía el cráneo.
Me senté en el borde de la cama y me vestí como pude. Ella se quedó parada, mirándome, con el rollo de papel tissue entre sus manos.

Eran las siete de la mañana cuando salí de allí;
el sol ya cocinaba lento el asfalto.






*adelanto de lo que en un futuro será un libro de cuentos, ensayos y relatos con el posible título de
" cyber-suburbia"

4 comentarios:

  1. Esya vez no voy a hablar de lo literario, voy a hablar emocionalmente.

    1. Esto es lo que anoche iba a ser y no fue ?
    2. Mucho sexo doloroso, me lastimó. Como mujer, por esas mujeres, por la nada, por la desesperación, por la nada. Me dolió. Por la nada.
    3. Sábato encuentra a Soledad en el subsuelo, cuando ella se abre de piernas, en vez de tajo, ella tenía un ojo gigante.

    Un ojo. Gigante.

    (me conseguiste?)

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  2. No sé si me entendiste. SOLEDAD, EN VEZ DE CONCHA, TENÍA UN OJO GIGANTE ENTRE LAS PIERNAS. UN OJO.

    Pensalo, que se te grabe.

    Nota: Te noto últimamente con mucha recurrencia en lo sexual. Viste que al escribir uno tiene demonios que lo persiguen ?, algo así contigo. Me parece que de acostarme contigo tendría mucho miedo.

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  3. 1-ESTO ES UNA HISTORIA FICTICIA HECHA DE CADÁVERES EXQUISITOS DE MUCHAS OTRAS HISTORIAS.

    2- ESTO ES UN MEDIO ED EXPRESION DE ESCRITURA, DE LITERATURA, POESIA O COMO MIERDA LO LLAMES.

    3- NO VOY A COMENTAR CUESTIONES PERSONALES ACA.

    4- ENTENDISTE?

    5- TODO LOQUE QUIERAS SABER ABOUT ME, ESCRIBIME AL MAIL

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  4. yo estoy hablando de literatura... si hay algo en lo que pifié, pido disculpas, si hay algo que no debió ser escrito, censurame. no me voy a enojar. pero no me grites.

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